martes, 26 de junio de 2007

NO TODO ESTA EN LA CAMA

Washington.- La vida sexual, satisfactoria para el 64 por ciento de los estadounidenses, puede verse terriblemente afectada por nueve problemas de salud, entre los que se hallan el estrés, el alcohol y el uso de algunos medicamentos, según un estudio.
Los medicamentos
La doctora Pamela G. Rockwell de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan realizó un estudio que muestra los factores que pueden significar una insatisfacción física y que van desde los efectos secundarios de una prescripción médica hasta una enfermedad de transmisión sexual.Los medicamentos y sus posibles efectos secundarios, sobre todo los asociados a tratamientos de presión sanguínea, problemas de corazón y depresión, se señalan en el estudio como una de las causas más comunes de insatisfacción sexual.

Afortunadamente, este problema tiene fácil solución: bastaría que el médico bajara la dosis del medicamento en cuestión, añadiera otro que disminuya los efectos secundarios del primero o simplemente lo cambie por otro.Para ser más precisos, el estudio establece que los tratamientos diuréticos contra la presión sanguínea o problemas de corazón provocan problemas de erección, como también lo hacen los inhibidores ACE o de la Enzima de Conversión de la Angiotensina.El tratamiento de la depresión, que ya por sí misma puede ser un inhibidor del apetito sexual, puede además causar problemas de eyaculación en caso de que se trate con inhibidores de serotonina tales como Prozac, Paxil o Celexa.Pero no todo son malas noticias. Según Rockwell las personas con enfermedades cardiovasculares no tienen por qué alterar su vida sexual, excepto si el médico les pide que tengan cuidado con las actividades físicas tras un problema reciente.

Desde ahora, el temor a sufrir un infarto mientras se practica el sexo dejará de ser un problema. "Creo que es la mayor falacia que he oído, que practicar el sexo cause infartos" aseguró la doctora.El embarazo no supone un impedimento físico para el sexo, a no ser que el médico lo especifique, pero debido a cuestiones pura y meramente físicas, el uso de lubricantes o el cambio de postura puede favorecer la tarea.

La menopausia no tiene por qué ser el fin de la vida sexual de la mujer, pero el estudio reconoce que la capacidad física para el disfrute sexual de las personas en esta etapa de su vida, puede verse disminuida.En cambio, la depresión tiene un doble peligro porque las personas que no se la tratan por miedo a los efectos secundarios, pueden "experimentar la ausencia de placer, de deseo e incluso de la habilidad en la práctica sexual", explicó Rockwell.El alcohol, a pesar de las leyendas urbanas, es el peor amigo del hombre, o al menos del amante, y es que, a pesar de desinhibir tras la primera o la segunda copa, favorece un comportamiento sexual de riesgo, por ejemplo, sin precauciones."Sobre todo disminuye el placer sexual porque el alcohol actúa como inhibidor de las sensaciones", dijo Rockwell.Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el sida o la hepatitis, son también motivo de insatisfacción pero, según la doctora, sólo en el caso de que no se utilice la protección del preservativo en el cien por cien de las ocasiones.En el caso del HPV, el virus causante del papiloma humano y que puede llegar a causar cáncer de cuello del útero, es algo más peliagudo, porque el preservativo no asegura la protección, pero eso no significa "que a las personas con ETS se les haya acabado la vida sexual", afirmó Rockwell.El estrés, que es malo para todo, no iba a ser menos con la vida sexual, y es que cada vez dedicamos menos tiempo para nosotros."Lo que pasa es que el nivel de libido disminuye, al mismo tiempo que la habilidad de dar y recibir placer es cada vez menor", afirmó Rockwell.El estudio concluye que la autoestima es fundamental para la satisfacción sexual de las personas.

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